martes, 20 de marzo de 2018

Luis Tulio Siburu-Argentina/Marzo de 2018


MOSTRAR LOS DIENTES

Fue casi de casualidad.
El mal tiempo del sábado y la falta de una buena película me encontraron mirando la final del single de tenis femenino del US Open.
Era –o al menos podía ser - el último game del partido. Las dos chicas lo jugaron con los dientes apretados. De la misma manera que yo  espero la entrega de un importante análisis de laboratorio, observo el mal comportamiento de mi nieta, hago la larga cola para cobrar la magra jubilación o escucho al locutor comentando un asesinato.
Ya es ganadora la simpática morocha sobre la espigada mulata. Las dos íntimas amigas y americanas de raza negra. Otra vez los dientes, pero esta vez en con la forma de una sonrisa amplia y tranquila. Con dos agregados fundamentales, un abrazo largo y sentido entre ambas junto a la red y luego la compañía de la vencedora a la vencida, en dos sillas apretadas, cuchicheando vaya a saber de qué, sin tristeza y sin soberbia. Una escena realmente enternecedora, que jamás había visto ni en el tenis ni en otra final importante de algún deporte.
Me quedo pensando en la importancia de poner toda la garra, la ansiedad, el conocimiento, la autoestima, el esfuerzo, en alcanzar la victoria o cualquier objetivo. Pero sin faltar el respeto, evitando agresiones hacia otros, en una lucha fuerte, sin respiro y  concesiones, pero leal. Aunque luego se nos tensen los carrillos de la mandíbula por la dentadura apretada.
Pero no cambiemos. Dejemos que el perro y el lobo muestren los dientes. A ellos los justifica la falta de raciocinio o el predominio sin freno del instinto. Nosotros, los humanos, tenemos el pensamiento. Hay que utilizarlo con criterio.   

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