Abuelo
Soberano del ejército campechano
quiero retroceder torpe
a esta migración
que tardó nadie pinta.
Quiero encontrar las huellas
de tu nombre
y saber de tanta huida
hacia atrás,
el revés de brumas.
Quiero desandar tus piernas
y me cuesta.
Sordedad de mi yo
que no cesa
ni termina de apartarnos.
Tu búsqueda joven de salidas francas
al gran atascadero global
de tus cercanías
¿o de tus adentros?
Inventor solitario inquisidor,
oriundo,
hablo de ti y de ti me muestro,
nos persiguen rebeldías iguales
a sí mismo,
emotividades,
pulsiones,
nuestro origen céltico
bravío
rastreador del ante.
Congénere de mis ansias
sigo tu cripta del desgano
lejos de tus montañas
de cabras,
manzanilla y sueños.
Fronda dorada
se trata que seas lo mismo
que mis nostalgias
para que escapemos de la artrosis
de este mundo agrietado y en tropel.
Peleamos embrollados
acariciando,
confundiendo,
copulando,
soñando volver siempre al origen.
Mirando allá
quiero ir a tu encuentro,
no sé si podré sin tu fe...
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