jueves, 25 de octubre de 2012

Abel Espil-Buenos Aires, Argentina/Octubre de 2012

LA GIOCONDA


El hambre se pasea en pata por mi ciudad . Los ómnibus , los subtes , los trenes , se niegan a querer llevarla a destino. Aducen --siempre la culpa la tienen los otros---los políticos , los dirigentes sindicales o los ciudadanos , que no le hemos dado pautas ni órdenes de molificación .
Gregorio  transporta en su mochila, las posibles y plausibles soluciones para que el hambre en el mundo muera derrotado .
Los cerebros de los niños --- avisan desde Mendoza , Manhattan , o Praga----cuando el hambre aparece,  detienen su crecimiento.
Gregorio insiste y dice que en su mochila tiene la solución para todos los pueblos. No importa la idiosincrasia, ni la antigüedad, ni el devenir futuro, aunque esté basado en un presente consolidado, fuerte y estructurado.
Todos lo miramos y callamos , cada uno de los cinco amigos, en el Bar de García.
Sabemos que el hambre no solo destruye el futuro de los niños, sino que aún hay mucho más. Los pueblos se llenan de madres que caminan junto a sus hombres y sus niños por los enormes basurales, buscando algo que les apague la panza inflamada en llanto.
Sabemos que no duerme nadie esa noche ni la otra ni la siguiente, porque el grito del hambre  se disfraza de muchas maneras.
Sabemos que la indiferencia los rodea . Sabemos que hubo y habrá gente como el padre Mujica o el Dr Albino, que son guerreros de extrema lucha contra el hambre.
Gregorio nos dice  hasta pronto ( que puede ser mañana o dentro de tres meses) . Pedro pide nuevamente cuatro cafés .
Alberto se acomoda mejor , descubriendo que Gregorio olvidó su mochila .
Sale en tres pasos a la calle , regresando con ella. Ninguno de nosotros tenemos ni el celular ni el teléfono de tierra y nadie sabe dónde vive Gregorio.
Nuestras miradas se cruzan y el acuerdo de los cuatro es tácito . Alberto pone en el medio de la mesa la mochila   Nos transmite lo liviana que está . La miramos y es Alberto el que toma la iniciativa de abrirla.
Hay una vieja lata de dulce de batata "La Gioconda" con un amarillo papel  que tiene  una frase escrita con lápiz.  Pedro lee :
"AMA A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO"


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Abel: Justito como a mi me gusta: Social y crítico y con la magia "abeliana" de siempre. Nunca me termino de decidir si sos mejor narrador que poeta, o viceversa. Lo voy decidiendo cada vez que te leo. Hoy me inclino por el narrador. Mañana...Un abrazo. Marcos.

Familia dijo...

Abel: Muy buena y descarnada tu narración. Me toco, a todos nos rozan estas situaciones y nos cuesta sumergirnos en ellas. Un abrazo desde Neuquén. Eduardo

Anónimo dijo...

Breve, acertado,crudo y atrapante.
Final dulce y doliente, con la conocida frase que se repite y no se comprende en toda su dimensión.
Me gustó mucho. Un abrazo. Cecilia

Silvia dijo...

Felidades realmente majestuoso