domingo, 20 de septiembre de 2015

Isidoro Gómez Montenegro-México-Septiembre de 2015



Puertas del cielo


Las calles dormitan
el silencio de las horas.
Humedece la mañana
arpegios azules.
Azúcar glaseado, vaharada de Dios.
Horizonte de siluetas,
tonos resonantes…
árboles dormidos
sombreados en mármol.
Alargada sombra, perfil del alma,
viento de estaño.
Columnas de follaje,
muros cubiertos de hiedra y acacias.
Juventud… criatura y luz
diluyen imágenes,
efluvio benefactor,
bálsamo del tiempo.
Tus párpados duermen instantes,
tus cabellos son abanico de sierpes.
Silban en tu almohada encendidas auroras,
van a las estrellas.
Vuelco mi alma en cántaro,
grito de pájaros.
Túmulo del tiempo,
viento en oración triste.
Recuerdo tu infancia, la mía.
Las palabras se mecen,
tercas, en sábanas de hojas.
Musculosas nubes sujetan la tierra;
su centro de gravedad.
Recuerdo el poema cual paraje celestial
guiado por luz de plugo;
abrí las puertas del cielo…
¡Ahí está mi Dios!


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