lunes, 22 de agosto de 2016

Miguel Amilachwari-Venezolano, reside en España/Agosto de 2016



PACTO NOCTURNO                         

Se dijo que esta vez no fallarìa, pero se repetían los sinsabores una y otra vez como si fueran un  martillo percutor insistente en su tarea, en amarga conclusiòn resultaba lo mismo, como crack del equipo tenìa sus escuálidos  positivos y sus cada vez  màs frecuentes  negativos con la fanaticada, quièn  llegó abuchearle estruendòsamente  en los partidos; por no hablar de la tensa relación con la prensa por sus excesos y divismo. Su estrella se opacaba a un  paso  acelerado. Carecìa de la  energía  previa; había perdido el vanagloriado olfato  goleador. No se sentía cómodo en la cancha. Completaba el peor  arranque de temporada. Le atormentaba la sequìa de goles para decidir  los encuentros. No era estúpido, se percataba que pronto sonarìan las alarmas a pleno pulmòn, sin asomo de diplomacia. Nada bueno le avizoraba el futuro, no sòlo en los partidos; sería   inminente su caída, por demàs estrepitosa, en las ventas publicitarias.
-Si no te ubicas en la cima deportiva; tu  flujo de caja, por  comerciales, se ira a la mierda! - reflexionò, mordiéndose los labios.
-Còmo pagarè las cuantiosas deudas…? – se mortificaba, mientras libaba, uno tras otro, los vasos de whisky en las rocas.
Cerca de la medianoche, en la lobreguez de una noche sin luna, meditaba sobre sus problemas inminentes, en la soledad del patio del chalet, cuando oyò una voz que súbitamente despejò su  mente  atribulada.
-Basta, infeliz! - retumbaron las palabras que se tragaron  el silencio.
-Quièn eres? – preguntò el trasteado ìdolo, sin entender como logró penetrar  el  extraño personaje dentro de su   inexpugnable fortaleza tecnològica.
-Eso no importa…! – contestò una sombra humanoide  entre los arbustos.
-Soy la solución a tù desgracia…! - vociferò, en un ademàn, que balanceò las  copas de las  acicaladas matas.  Una brisa fría colmò  el depurado espacio de ocio.  Transcurrìan los  minutos de una dimensión  delirante.  La intriga invadiò al desilucionado futbolista, pues no tardò en indagar al   huésped  venido  sin pase.
-Què solución ofreces…?
-Devolverte el vigor de una juventud que pierdes a saltos de cronòmetro; además, recuperaràs la racha goleadora que te ha hecho celebre. – Seràs, la estrella, indiscutible, del equipo! - Con ello tù marketing subirà a  òrbitas   estratosfèricas…! -Seràs una mercancía mundial  altamente demandada ! concluyò el visitante noctàmbulo, sin inmutarse a mayores.
-Ademàs, no descuidemos tus alforjas… estarán buchonas! - acotò, con una  premeditada intenciòn, el  mercader  fortuito  de ilusiones caìdo en las  noctívagas horas.
- Garantizaràs el éxito? - esgrimió como  pregunta  casual  el desconcertado  mortal.
-Sin la menor duda! – contestò  el espectro devenido en un acróbata de   autoayuda.
 - Ya veo tus declaraciones en los noticieros  estelares, los canales de televisiòn  peleándose por los programas de análisis luego de los encuentros… los  comentaristas alabando tus proezas… los fanáticos morirán por asistir a los  estadios… tus detractores no sabrán dònde esconder las cabezas y tapar sus bocas! –Tù  imagen estarà  por las nubes…!
Subiò  el ànimo, cabizbajo hasta hace  unos instantes, del deportista  maltrecho por los recientes infortunios,   por no despreciar, o mejor dicho, olvidar  su conocida  codicia.
-Còmo lograrè  lo què prometes…?
-Sellaremos un pacto! - Todo tiene su coste, nada resulta gratis ! - concluyò la presencia.
-Què deberè  cumplir? -
-Entregarme la vida de un fanático rival por cada gol que anotes  en el partido  de turno. –A màs  muertes… màs  goles!.
-Nunca he cometido crìmenes …!
-Te apañaràs con el desafío… tù fama y compromisos reclaman un sacrificio.
-No tengo experiencia…!
-Con tù inteligencia sobra… recursos no te faltaràn !.
-Puedo retractarme…?- esgrimió el pícaro pillado por un resquicio de culpabilidad.
-No hay camino de vuelta…! – dijo la visión.
-Espero tù decisiòn! - sentenciò la  imagen espectral ya  impaciente.
Se aceleraba  la velocidad de  las transmisiones neuronales del fascinado, a mas señas prendado, cerebro del alicaído ìdolo. Sacaba sus cálculos presuroso. Se sucedìan las letras en  palabras, èstas en oraciones de elogios, felicitaciones a granel ; discurrìan los números en cantidades, no importa,  fueran en filas o columnas, pero se acumulaban los dígitos a la derecha, sin que apareciera la incòmoda coma de los dècimales.   Sus deudas cual lastre serìan barridas por las  ganancias  incalculables.
-Necesitas tanto tiempo para decidirte -  preguntò  el  personaje autoinvitado cual genio de la lámpara.
-Dònde està el acta para firmar ? – concluyò   el mercachifle de goles por  almas  inocentes.

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