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RICOS
Y la máquina no paraba: Nos tomamos las manos; los ojos se nos inundaron de cielo.
Y la máquina no paraba: Nos besamos hasta el alma, hasta cavar nuestra flor en el pecho azul de la noche.
Y la máquina no paraba: Hicimos el amor o, como decía Cortázar, el amor nos hizo, con todo su amor.
Y la máquina no paraba: Acabamos luz; por fin fuimos nosotros habitándonos en el otro.
Y la máquina no paraba: Lloramos lágrimas de plata; por fin éramos ricos.
Y el tren paró: Justo al borde del olvido...
3 comentarios:
Acabamos luz; por fin fuimos nosotros habitándonos en el otro...
Me gustó mucho.
Gracias
Norma Guerra
José Mario: una riqueza interna, donde la plata era brillo y sensaciones, no elementos para comerciar. Muy lindo. Un abrzo, Laura Beatriz Chiesa.
Y el chinito donoso no para, no para... ¡me saco el piluso de lana negra, Josecito!
Excelente poemo.
Abrazo y cuidate, pero no tanto, eh :)
Juanca.
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