lunes, 18 de octubre de 2010

Rosa Esther Moro-Buenos Aires, Argentina/Octubre de 2010

N A C E R



Navego desde tiempos sin memoria por ríos de sangre, regueros insondables donde sin conciencia busco la expresión de ser
La inmortalidad es una espera de ese choque de opuestos que provoca el estallido de luz suprema.
Después se aborda un tiempo plácido, pasajero, algodón rosado, donde se escucha el afuera.
Rumor alado que dicen de alegrías y temores.
Música traducida de un  son eterno, a través de ese muro de suave tibieza.

La que amo desde el principio, sufre
Soy su carne más íntima
Una cabalgata de toros desapacibles la entrañan.
La materia siempre sufre, lo se.

Pero voy a entregarme a este regalo, a esta forma de vida, aprendizaje del color y los matices, de los extremos y lo central que es el amor.
Voy a ser el artífice de escenarios y existencias.
Voy  a crear un tiempo.
Mi tiempo.

Algo rugiente y doloroso,          me expulsa.
El aire entra hiriente.
Escucho el sonido que me pertenece,
   Mi voz          y
comienzo a relatar una historia
                                                 Siempre igual
                                                 Siempre nueva
                                                 Siempre única e irrepetible.

3 comentarios:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Esther: un tema, el del nacimiento, que genera interpretaciones, sensaciones que nuestra mente imagina. Muy lindo, un beso,

Anónimo dijo...

Esther: La reflexión, profundidad y entrega que traslucen tus palabras me conmueve. Felicitaciones,
te abraza
Diana

Anónimo dijo...

Esther, una exquisitez como siempre. La dulzura impregna tu poesía.
Nelly