lunes, 24 de octubre de 2011

Trinidad Aparicio-Barcelona, España/Octubre de 2011

Conociendo a Jorge L. Borges.


Muchas cosas he leído
                y pocas he vivido.
J.L.BORGES



Recuerdo perfectamente el día que vi, por primera y única vez a Jorge Luis Borges. Fue en la central del Banco de Santander, sito en Diagonal Norte entre las calles Florida y Bartolomé Mitre.  Cuando Borges entró, con su infaltable bastón y su lazarillo de turno, su presencia impuso un penetrante silencio. Nadie habló. Todos le cedimos paso, pero me llamó poderosamente la atención el que nadie se acercara a saludarlo.
            Nunca había leído nada de Borges, lo sabía muy discutido; y temía no tener capacidad para comprenderlo. Sin embargo, en el año 1986 cuándo se conmemoraba  su centenario, y la prensa, en su muy merecido homenaje, le dedica páginas enteras, decidí tener opinión propia y opté por  comprar uno de sus libros. Confieso humildemente, que tuve que hacer acopio de voluntad para leer el libro hasta el final.
            También en el taller literario que asistía, dedicamos varias clases a estudiar alguna de sus obras. En esta ocasión analizamos el cuento “La casa de Esterión”
            Cual crítica constructiva, cuando  mi amor propio se siente ignorante, se estimula.  Leí hasta el cansancio una y otra vez dicho cuento. Hice hincapié en palabras que no conocía, consulté diccionarios y enciclopedias, y rompí más de una hoja de papel antes de dar por terminada mi conclusión.

            Con su deleitable y  generosa imaginación, Borges en “La  casa de Esterión” juega, con la mitología griega,   creando aquí, un alucinante delirio del minotauro.  Termina el relato de esta manera:
            “El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce.  Ya no quedaba ni un vestigio de sangre.
            --¿Lo creerás, Ariadna?  --dijo Teseo--.  El minotauro apenas se defendió.”

            .
NOTA.                  

            Dice la mitología griega que Poseidón, Dios griego del mar, regaló un toro a los reyes de Creta, Minos y Pasifae. Pasifae, maldecida por Afrodita -Diosa griega del mar- se enamoró del toro y de su unión nació un hijo al que llamó Asterión.
            Asterión, fue un Minotauro: monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre.
            A instancias de Minos, se construyó un gran laberinto y éste, fue “La casa de Asterión”.  Se cuenta que allí llevaban doncellas a las que el monstruo de Creta  sacrificaba. Nunca nadie había salido con vida de la casa de Asterión.
            Ariadna, hija de Pasifae y Minos, enamorada de Teseo, - héroe mitológico griego, hijo de Egeo, rey de Atenas, le proporcionó a éste el hilo para poder entrar y salir del Laberinto tras dar muerte a Asterión.
           
                         14 de julio de 1986, centenario de un grande: “J. L Borges”
Trinidad

2 comentarios:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Querida Trinidad: qué lindo estímulo para releer. Es bueno hacerlo y reconocerlo. Me encantó.
Te abraza con cariño,

Anónimo dijo...

Trini me gusta tu manera de recordar, La casa de Asterión, traerlo a la memoria, este pasaje de la mitología griega y sus personajes.

Besossssss con cariño Jóse