lunes, 25 de septiembre de 2017

Adriana Suárez Blas (Cuento infantil)-Argentina/Septiembre de 2017



La hormiga y el oso


“Momento señor” dijo la hormiga. El oso enfurecido se interpuso en su camino para que la pequeñita no avanzara y gruño ferozmente un estrepitoso: “Por aquí no se pasa”. Qué espectáculo ridículo pensó  la araña mientras se hamacaba entre sus hilos desde una rama.
El oso enorme refunfuñaba  mostrando  sus dientes y se enfurecía cada vez más. La hormiga temblorosa gritaba también con su pequeña voz finita, hasta que  se dio cuenta que no hay peor cosa para un poderoso que no darle la menor importancia, ignorar su vanagloria.
El tucán se posó al lado de la hormiga y la imitó en su postura, ella le sonrió de costadito. El mono, que por allí pasaba,  imitó al tucán, la jirafa que miró todo desde las alturas de su largo cuello, imitó al mono, el rinoceronte rápidamente a la jirafa. El hipopótamo, solidario  con la situación, al rinoceronte. La boa  al hipopótamo y así tooodos los animales de la selva.
El oso siguió siendo: grandote, gritón, iracundo y mal educado  pero… estaba solito, solito. En cambio  la hormiguita  se sintió  muy tranquila y un poquito más grande por dentro, además ahora tenía... ¡¡¡un montón de amigos!!!!
Y como rosa en el viento, se acabó este cuento.

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