EL FUEGO ENAMORADO
Él la espera cada noche, y en la vieja chimenea
extiende altas sus llamas cuando ella está por llegar,
chasquea, mientras arregla su cabello anaranjado
y es que el fuego se ha prendado de la niebla, hija del mar.
Ella es lo más hermoso que sus ojos hayan visto,
su blancura lo embelesa y lo hace suspirar,
sueña con tocar siquiera el borde de su vestido
hecho de gaza tan fina, que se deshace al andar.
Si alguna de sus chispas pudiera y se escapara,
le pediría a la niebla que se asome a la ventana
y así podría mostrarle, trepidando de emoción,
los sentimientos que él guarda en su ardiente corazón.
La niebla llega despacio caminando por la playa,
su aliento frio ha empañado el cristal de la ventana,
y mientras él la contempla crepitando entre las brasas
ella dibuja en el vidrio un beso de fina escarcha.
La briza se compadece de los nocturnos amantes,
de un soplo abre la puerta y la niebla pasa adelante,
se funden en un abrazo y mientras el día amanece
él se consume en sus brazos y ella desaparece.
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