miércoles, 25 de septiembre de 2019

Carmen Guzmán Cedeño-Venezuela/Septiembre de

Imagen: Lauri Blank-Pintora Estados Unidos

Tibio rocío en los mastrantos...

Baja la niebla en tibio rocío
en la humedad del recién brotado mastranto
aún quedan huellas de tu paso,
alazán de mis querencias.
Mañana silenciosa; donde la nostalgia
pintaba visos color del alba.
Donde dos almas; se caminaban el sueño
dormido,
entre el fuerte aroma del caoba
y la mirada curiosa de una callada gaviota.
Nos cabalgamos la vida en aquellos mastrantales,
abrimos surcos de gloria, entre raíz y la tierra.
Me lazaste con firmeza a tus brazos como ramas,
se me enredaron los tiempos en el verdor
de tus ojos, presos dentro de los míos.
Se fue oscureciendo la noche y la voz de la sabana
danzaba con los cocuyos haciendo ronda al bucare.
Y floreció la artemisa bajo el ardor de mi cuerpo...
Y aun cuando la ausencia viene silbando tonadas
de despedidas,
siguen tus huellas tatuadas...
En el brote del mastranto en la flor de la artemisa.

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