Pesca
La carne presiente, sabe del tarascón
plateado que tira el anzuelo en su voleo;
conoce los mínimos detalles
del aguijón hundiéndose en su hambre.
Por eso en la sangre remueve hasta
las vísceras, sin soltar ni aflojar la tanza.
Vemos venir el chicotazo, la avanzada.
El aire bajo el filo se quiebra como
un telar atravesado por el mango de hielo.
Sin reacción, abrimos la boca, escupimos,
y respiramos entre rezos, con el puño
en alto, en furibundo alarde de exorcismo.
1 comentario:
Pescador de sueños refleja la maravilla
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