jueves, 20 de noviembre de 2025

Nilda Bernárdez-Argentina/Noviembre 2025


 

Y YO SIGO BUSCANDO A IVETTE

 

Hace par de días publiqué un aviso con un pedido de ayuda porque se me había perdido Ivette. La verdad es que no tuve ninguna llamada al teléfono que puse como contacto. Tampoco mis amigos se ocuparon demasiado en colaborar, no entendieron mi angustia ni la razón de mi necesidad. Unos pensaron que se trataba de algún familiar, otros, para mi desesperación, solo dedujeron que la perdida era mi perrita, ¡no! mi perrita se llama Luli y la tengo pegada a mis pasos a cualquier parte de la casa en que me mueva.

Ivette es un ser adorable que tiene todas las cualidades para que juntos logremos el éxito del año. Pero ella ha desaparecido, se ha negado a aceptar las condiciones que impone el acceder a la fama, el reconocimiento de los medios especializados y la devota fidelidad de los fans. Para colmo de males lo tengo a Manzini llamándome a cada rato para saber si ya di con el elemento que falta para completar el elenco. Creo que nadie ha entendido la situación que estoy viviendo, pensé que no era necesario hacer mayores aclaraciones pero si, voy a tener que decir que soy guionista de telenovelas, de esas que convocan en el horario de la tarde para llorar juntas a grupos de mujeres dispuestas a dejar todo lo que estaban haciendo hasta el punto de olvidarse de ir a retirar los chicos a la salida de la escuela o dejar la plancha encendida sobre la mejor camisa del marido ¿exagero? No, tengo testimonios de tales hechos. En este momento estoy con toda mi energía creativa dedicada a mi próximo culebrón, como le dicen algunos envidiosos. Y me ha ocurrido lo peor, Ivette, la protagonista ha desaparecido, se niega a asumir el rol que le he asignado. Nadie entiende que Ivette ha desaparecido justamente cuando comencé a explicarle que su papel era el más importante pero que debía aceptar sufrir abandonos, traiciones, pérdidas de toda clase y quizás alguna injusta acusación. Tendría que llorar mucho, conmovedoramente, llorar y llorar, aunque tuviera que tomar clases de llanto, hasta lograr contagiar a sus fieles seguidores, pero que luego de infinitos capítulos lograría la máxima felicidad. Todo ha sido inútil, siento que con mis palabras solamente logré infundirle temor y todo su encendido entusiasmo por el proyecto se fue apagando y así la he perdido.

Si no aparece tendré que desechar toda la magnífica construcción que tenía preparada, ya no podrá ser la misma historia, ya no me sirve sin ella.

Si no encuentro a Ivette tendré que resolver qué hacer con tanto drama y el torrente de lágrimas que tenía acumulados para su lucimiento.

Lo peor de todo es que mi cuerda es el drama, soy especialista en dramas, esos que hacen llorar a las mujeres y que los varones evitan con cualquier excusa para no dejarse atrapar en su negada sensibilidad. No crean que no intenté otras formas, sí lo hice, pero ni el policial ni la ciencia ficción, tampoco ninguna forma de suspenso, lograron que yo pudiera concretar una trama medianamente atrapante, no puedo salirme de mi fórmula eficaz, probada en tanto tiempo. Tampoco Manzini me permite cualquier intento. Pensar que ya tenía resuelto el planteo, el conflicto y el final, lo demás es todo relleno, soy un genio incluyendo relleno, solamente Manzini tenía que decirme la extensión que necesitaba según la programación y los contratos y yo sabría retorcer las historias para prolongar los imprevistos siempre dramáticos que aseguraran el nivel de fidelidad de los expectantes seguidores de cada tarde.

Tenía todo resuelto pero en el momento del lanzamiento, ha desaparecido Ivette y no es que no hubiera postulantes para actuar ser Ivette, si las hay, y muchas pero no es eso, la que ha desaparecido es la propia Ivette, la de la trama.

Por eso, y hasta agotar todos los medios, hasta los más descabellados, digo y repito ¡sigo buscando a Ivette!

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