sábado, 23 de agosto de 2014

Jorge Piñones Segovia-Chile/Agosto de 2014

EL ABUSADOR

            Daniel, apenas pudo contenerse, de intervenir en defensa del agredido, al ver cómo un hombre maltrataba a un muchacho de no más de quince años. Este se defendía con gran esfuerzo, pretendiendo huir.
            En ese forcejeo estaban, cuando Daniel se relajó un poco, y tomando aire avanzó unos pasos, con la clara intensión de ir en ayuda del muchacho. Pero decidió detenerse, cuando el agresor, adivinando la intención, dijo con voz firme:
            -¡No lo intente amigo porque va a ser cómplice de este delincuente.
            Al escuchar esto último, Daniel se detuvo sorprendido, y más aún, cuando en ese  mismo instante, hizo aparición un vehículo policial que había sido alertado por algunos testigos del robo.
            -Yo no tengo nada – balbuceaba el muchacho, repitiéndolo varias veces.
            Efectivamente así era, porque se había desecho de la cartera que había arrebatado a una anciana, tirándosela a su cómplice quien había huido en una motocicleta.

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