miércoles, 17 de septiembre de 2025

Mario Capasso-Argentina/Septiembre 2025


 

EL TEMBLOR

 

El médico, ubicado en su sitial frente al paciente, escritorio de por medio, se acomoda los anteojos, carraspea y finge leer por primera vez el informe que tiene en sus manos. A pesar de los años de profesión suele reconocer, ante sus amigos y algunos familiares, que por algún motivo no logra vencer la dificultad que cada tanto se le presenta. Gajes del oficio, se dice mientras sigue con el simulacro de lectura. Y ahí nomás admite, por enésima vez en su vida, resoplando contra su voluntad, que cuando debe anoticiar acerca de un pronóstico así, tan definitivo a corto plazo por decirlo de alguna manera, no hay mejor promedio ni diplomas ni simposios que valgan la pena. Así las cosas, puesto de lleno en el brete, le resulta imposible mirar directo a los ojos del paciente, que espera sentado el veredicto sin saber qué cara poner o cómo sentarse mejor. Entonces, mientras la inquietud va y viene de un lado a otro, el silencio se prolonga escritorio de por medio hasta que el médico mueve la mano derecha y con ese movimiento llama a la secretaria a través del código correspondiente. Ella recibe el mandato, deja el teléfono descolgado y cierra la agenda, se perfuma en dos o tres toques, entra al consultorio y se sienta en las rodillas del enfermo, que abre bien grande los ojos y que, al ser besado como Dios manda, sufre una especie de temblor y también un placer enorme que le recorre todo el cuerpo, y entonces, al escuchar lo que está escuchando, se siente morir y no le importa.

 

Cuento breve incluido en el libro UNA PALABRA TRAE LA OTRA, Moglia Ediciones, año 2017.-

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