jueves, 22 de enero de 2015

Abel Espil-Argentina/Enero de 2015

SILLA DE RUEDAS
                                                                              

Gabriel , el hijo mayor de Gustavo, encontró en el escritorio de su padre , este escrito:

" Mi vivir consiste en esperar no sé qué. Mi vivir , presupongo, no es odiar. Ignoro qué es mi vivir. Ignoro aún  más  : porqué nací, porqué crecí, porqué llegué a hombre mayor, porqué encuentro en el escribir las expresiones de mis venas , de mi alma , de mis arterias, de mi sangre.
 Hasta ayer me sentía un intruso en este mundo. Hoy es distinto.
De la misma manera que leo o escribo de noche, camino por la pequeña playa ,detrás del Fortín de Santa Rosa en Uruguay.
Hace un rato,  descubrí a la mujer de mi vida.
Bajé las escaleras y a medida que me iba acercando a la playa , veo una silla de ruedas, con alguien sentado en ella, mirando al río.
Me acerco. Me mira. Se sonríe. 
No me bastó más nada para descubrir que era ella. Estaba mudo, diría que hasta irrespetuoso, no le retribuí la sonrisa.
Nos quedamos en silencio mirando hacia la línea del horizonte. La luna era potente y clara.
Descubrí el rostro de una mujer hermosa, de una edad aproximada a los cincuenta y cinco años. Lo extraño en mí, es que no me importaba cómo ella había llegado hasta ahí. No es fácil moverse sola en silla de ruedas  en la arena y peor si  está húmeda.
La volví a mirar y me percaté que estaba llorando. Le ofrecí mi pañuelo color blanco con las iniciales de mi nombre y apellido.
No le dije nada , tenía temor de molestarla .
Tomó el pañuelo se secó sus pequeñas y pocas lágrimas. Me lo devolvió  con un olor a perfume muy 
 agradable.
Llegó  el amanecer, descubrí en ella un vestido blanco , con una pequeña capa del mismo tono.
Su rostro estaba natural. Continuaba de pie al lado de ella , como temeroso , sorprendido , asombrado de sentir que esa mujer era lo que yo estaba esperando y no lo sabía.
Sentí una suave mano tomar la mía y  apretarla. Respondí de igual manera.
Me volvió a mirar y descubrí que cuando sonreía, se le generaban en sus cachetes unos puntitos. Ese detalle la hacía mas bella.
Varios días repetimos los encuentros . No sé decir porqué , pero al  notarle un nuevo gesto , una nueva mirada , me enamoraba aún más.
Ayer pasamos una noche mágica . Necesito contarla , aunque también  desearía que nadie supiera lo que nos sucedió.
Estoy cansado, es tarde , me voy a acostar, mañana continuaré escribiendo. Nada quedará en el olvido. Por ella y por mí ,necesito escribir los detalles de este amor sorpresa, misterioso . Mañana después de verla lo he de continuar. "

A fines de Noviembre de 1982, se había desatado un terrible tornado  , desde Montevideo hasta el arroyo Solís.
Se desplomaron casas en construcción , cayeron postes de luz, automóviles andando por la ruta Interbalnaria fueron desplazados a unos cuantos metros.
Los diarios uruguayos , destacaron el hallazgo en la Playa Brava de Atlántida, una silla de ruedas y los cuerpos vestidos de un hombre y una mujer abandonados en la arena , tomados de la mano.

15 DE JULIO DE 2014
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2 comentarios:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Tierno, capaz de llegar muy directo al corazón.Nuevamente gracias, amigo.

ALICIA CORA dijo...

Este relato desborda ternura, es muy hermoso y cuenta una historia de amor maravillosa. Felicitaciones y beso Alicia