jueves, 22 de enero de 2015

Ramón de Jesús Hernández Olivares-México/Enero de 2014

EL EXTRAÑO

Edificios altos tocan las nubes
y un mendigo duerme en el infierno
sin conocer el calor.

Nubes pasajeras vistiendo a los ángeles
y lloran las paredes de la prisión del puerto,
ausencia de risas, de esas… de locura.

La estatua sonríe si sentado a sus pies
toco mi alma, desgarro ideas confusas
y me convierto en asesino de mi locura.

Porque tiembla la tierra
si yo escucho oculto tus risas
negadas a las mías,
baile entre dagas de dolor en el pecho
por sentirme en tu vida ausente.

Soy el humo que transpira  las rosas muertas
de un jarrón,
mausoleo que se desmorona sin temor.

¿Por qué viene entre multitudes y me sonríe?
quiere besarme y atrapar mis sueños,
¿Por qué  quiere ser melodía de la brisa?
si es un extraño.

El tatuaje en mi piel sería tu caricia
y no los besos de un desconocido
que con ansías locas,
grita en mi puerta…

Soy templo sagrado de la ilusión
nocturna de un sueño inconcluso,
son mis ansías y mis besos solo míos
no comparto mi gloria
que atormentada desfallece.

¿Por qué un extraño pronuncia mi nombre,
cuando la historia que quiere no es nuestra?
es un desconocido  amante aferrado

Conozco tus besos lejanos y recuerdos míos,
¡Es un extraño! Lo sé,
¡No seré es sus brazos ni el nombre de su gloria!

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