MISTERIO
El señor bolsillo siempre lloraba
porque estaba vacío.
La señora remera se contentaba
porque en sus pliegues
habitaba un Hada.
El señor media, triste estaba
porque en su sitio
la oscuridad rondaba.
Quien mejor estaba
era la niña emperatriz
que jugaba a ser bolsillo,
media, remera.
En tanta incoherencia escrita,
este escritor
perdió la cabeza.
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