HISTORIA DE UN ENCUENTRO
Mientras observaba a Puffolina jugar contenta en el verde de la casa o descansaba con los ojos entrecerrados entre los rosales, nació “Las travesuras de la gata Cleopatra”.
Mi mujer Ana me contó que se habia quedado sola en el departamento y de pronto un conocido le ofreció adoptar un gatito. Ella se sorprendió por el ofrecimiento repentino. Me contó que le dijo: “no estoy muy segura pero traelos que quiero verlos”.
Cuando dejaron la caja donde estaban los gatitos sobre el piso, Ana vio que eran dos: uno atigrado y la otra era un ponponcito peludo. Parecia hecha de peluche. Puffolina la miró y se metió en un pliegue que habia entre la mesada y el horno. Se quedó allí en completo silencio, perdida y asustada. Cuando Ana la fue a buscar, se miraron por segunda vez. Ana la alzó y la gata empezó a ronronear. Se abrazaron muy fuerte las dos y todo estuvo dicho. Puffolo en un dialecto italiano significa: “bola de algodón” de ahí su nombre. La magia comenzaba ese día y continúa aún. Luego, me sumé yo. El resto ya lo conocen y sino, pueden imaginarlo...
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