jueves, 19 de abril de 2012

Vicente Aielo-José C. Paz, Provincia de Buenos Aires, Argentina/Abril de 2012


EL BILLETE

“…sangra mucho el corazón
del que tiene que pedir…”
(Del Martín Fierro de José Hernández)

Manitas trémulas, sucias uñitas, maltrechas…extendidas…pidiendo esa limosna

que no llega.

-¡Mi papá me va a pegar si no le llevo para el vino!- y un mohín de llanto ensom-

brecía repentinamente sus limpios y nuevos ojitos negros.

-¡Mi mamá me defendía, pero ya no está!

Se sentó en el cordón de la vereda. Cabeza gacha y posición fetal. Las lágrimas

abrían surcos limpios en su carita, pero hacían barro en sus rodillas. Un dedo gordo

le sonreía desde el agujero de la zapatilla. Ajeno a esto, su pensamiento estaba en

otra parte.

-¡Mi papá no me va a dejar entrar si no le llevo plata! ¿Dónde voy a dormir esta

noche?

Un hipo de llanto ahogado estrujaba su triste infancia. Estaba desolado.

Alguien que lo observaba se acercó, se puso de cuclillas a su lado y pasándole una

mano por el cabello, le extendió un billete de diez pesos que crujía de flamante. El

niño saltó como un resorte, titubeó al tomarlo, tartamudeó un “gracias, señor” y salió

corriendo.

Balbuceaba casi interiormente secándose la cara con el dorso de su mano: -¡Ahora

mi papá no me va a pegar…se va a poner contento…le llevo para el vino…no me va

a pegar…!





Cruzaba la playa de maniobras del ferrocarril hasta la “villa” rumbo a su casa;

volando como un pájaro, hacía equilibrio con los brazos en la carrera procurando

evitar las atravesadas vías. Tuvo que dejar pasar un tren que le cortó el paso.

Al continuar, ansioso, no vio al que venía del otro lado.


El billete se perdió en un remolino de viento, girando cada vez más alto

extrañamente detrás de una casi invisible nubecita blanca que se diluía de a poco a

medida de que iba subiendo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Poeta, la cruel realidad en un poema candente y crucial, escrito con delicadeza.
Triste, hermoso.
Mi afecto en un abrazo.
Sonia