martes, 25 de noviembre de 2014

Alejandro Drewes-Argentina/Noviembre de 2014

Y SIN EMBARGO....

Un árbol ciego y mudo
en la noche de marzo
deja caer una joya palpitante y calla
sagradas plumas muertas
sobre el límite tenso entre la sombra y el día,
como plegarias para huir del vacío.
Dolor: cuando la blanca jauría
de colmillos dorados
persigue a la luna en lo oscuro
y el destino, nuevo Bruto,
me observa desde el fondo
más profundo de tus ojos:
pues cada mañana tu imagen se va
y el alba nunca amanece contigo.
Nunca amanece.


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