viernes, 20 de mayo de 2016

Ronald Bonilla-Costa Rica/Mayo de 2016



ACASO TE QUIERO VERDE

Acaso te quiero verde,
verde mar, verde campana, verde latido
huyendo hacia la tempestad silente.
Acaso cascada, catarata, caída
vertiginosa del cielo entre tus verdes.
No sabes acaso que el lugar del edén
lo estamos perdiendo de puro desamor.
Y sólo nosotros no cabremos, 
pues la tierra volverá a crecer con sus flores
y la sed saltarina del riachuelo,
sus lagunas, sus verdores y redes y marañas 
en el poniente
y en las madrugadas,.
Crecerá y crecerá
cuando sólo el rocío selle estas memorias
del hombre que pasó doliéndose
mientras lanzaba los cuchillos y los gases.
Solo nosotros no cabremos
mientras renacen sobre los edificios soterrados
las miasmas, los esteros, la selva intrincada
volviendo a soñar 
y a repoblar el aire, 
el acantilado, el bosque 
y el mítico subsuelo que sepultó la huella
de los viejos alambres interpuestos,
y los plásticos vacíos y las luces artificiales
y estas pantallas insólitas
que acaso vinieron a defender a Gaia
y fracasaron.

Verde que te quise verde.


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