miércoles, 25 de septiembre de 2019

Juan Carlos Vecchi-Argentina/Septiembre de 2019


ABUELITO WENCESLAO

"En esta vida me basta con poco, pero ese poco debe llenarme el alma."
(Els).

Haciendo la vista gorda a los deberes de escuela, cerré la tabla de logaritmos, miré la puerta de casa y me fui a lo de mi abuelito Wenceslao, quien vive muy cerca del cementerio.
Me gusta mucho ir a lo de Wenceslao porque me cuenta cosas raras que me dan risa y hambre; además, el café con leche y la tarta de ricota que siempre me esperan en lo del abuelo son más ricos que el mate cocido dietético y las tostadas quemadas de mamá. Mi mamà, cuando cocina o prepara algo en la cocina baila flamenco, pero es linda y yo la quiero mucho.
Siempre le llevo flores a Wenceslao, las compro a la pasada (begonias son sus preferidas, pero como no había en el puesto de Gregorio, hoy efegonias le compré).
Me esperaba mi querido nono con su sonrisa a la diestra del corazón y me contó que la hembra del gusano marino de la especie Bonellia viridis pesa 100 millones de veces más que el macho; que cuando uno de los dos o los dos al mismo tiempo andan con ganas de reproducirse, el macho le solicita a la hembra pesada que es él quien debería estar un ratito arriba, pero si en esos momentos tan especiales para los viridis, la hembra muestra signos de malestar alguno o hace el más breve comentario sobre su suegra viridis, entonces el macho hace mutis por el faro y calladito se dispone a leer los avisos clasificados del diario mientras silba un tango de Julio Sosa (el preferido de abuelito).
Qué bueno lo que me contó Wenceslao. Mañana tengo zoología en la escuela y les contaré a mis amigos. También a la profe así se pone contenta; pobre mi profe, siempre con cara de berenjena olvidada en la heladera sin enchufar. Mi mamà baila flamenco y es linda cuando cocina y la profe tiene cara de berenjena que nunca fue querida y a la hora de bailar se agacha para atarse los cordones de sus hawaianas porque es màs dura que un batman de cemento.
Muchas gracias, abuelito Wenceslao, la semana que viene vuelvo y espero conseguirte tus benditas begonias.
Te quiero mucho, abuelito, que me avisen si te mudan en el barrio en negro tutù...

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