lunes, 25 de noviembre de 2019

Luis Tulio Siburu-Argnetina/Noviembre de 2019


LA HERRADURA

Don Miguel llegó temprano el lunes al hospital. Tenía turno para operarse el miércoles pero tenía que internarse cuarenta y ocho horas antes para el prequirúrgico.
Le dieron la habitación 25 y hacia allí partió. Estaba la mucama Ofelia cambiando las sábanas verdes y la funda blanca. Lo hizo sentar a esperar. Simpática, le dio conversación…
- ¿Tiene miedo Don Miguel?
- Para nada. Hay que ser optimista. No es la primera vez y seguramente no será la última. Yo siempre pienso en positivo.
El martes le hicieron todos los exámenes. Era apto para la cirugía.
Al otro día entró al quirófano. Todo estuvo en orden y satisfactorio.
Le dijeron que tenía que quedar en observación hasta el fin de semana inclusive.
El lunes le dieron el alta a las 8. Se cruzó de vuelta con Ofelia.
-Vio que el paso por el cuchillo anduvo fenómeno… hay que tener fe en Dios y no atarse a amuletos o recurrir a la magia o a  la superstición.
-Me alegro Don Miguel, le haré caso, que  le vaya bien.
Ofelia apuró las tareas porque estaba por llegar otro paciente. El gordo Miguel, con su peso, había dejado un hueco en el colchón, por lo que decidió darlo vuelta…
Por el movimiento, la herradura oxidada que estaba colgada del elástico cayó al suelo.
Ofelia sonrió….pucha que había sido mentiroso Don Miguel.

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