jueves, 21 de noviembre de 2019

Julio Elorriaga-Chile/Noviembre de 2019


IMPLORACIÓN

      “¡Oh, Señor que estás
en los cielos de los rieles
danos hoy,
el tren nuestro de cada día!”

      Dánoslo de vuelta,
con esas vistas de protegidos
y acompañados transcursos
de un pasado que fue mejor
que nuestros presentes de
transportes
y que es pan comido en
el hemisferio norte.
Prémianos de vuelta
con esos viajes amigables
entre nubes de humo azulado
de tabacos
o chispeantes cervezas y maltas
en botellas verde oscuro y
cazuelas de gallinas de campo
y viejitas arrugadas con delantales
blancos en Llay-Llay, ramal a
Portillo, con esquiadores abrigados.
Viejitas cariñosas
cimbrando cestas y canastos
con sandwiches de pernil y palta.
Entre Quillota y Mapocho,
o de Caldera a Copiapó,
Temuco a Puerto Montt
y en Chiloé incluso,
o vía a Quintero por el
ramal San Pedro, donde
mi loco amigo Ito, trepaba
de un vagón a otro
por los portalones de afuera.
Pleno de alegría, música, canciones
y guitarra, playa y amores,
en los viajes de estudios de
su liceo.

      ¡Oh, Diosa de las locomotoras,
tráenos de regreso a esa
grande y granate que
llamábamos “la Sofía Loren”,
máquina eléctrica de senos
frontales y ondulados que
aparecía silenciosa en
lontananza,
o el “tren Arratia” de las
7:30 pm. que traía empleados
desde Valparaíso a descansar
a nuestros pueblos cruzados
por líneas férreas y durmientes.

      ¡Resucita mejor esas
estaciones que dilapidaron
y malversaron los chantas
antes y después del año 2000
y que sucumbieron al negocio
de los gremios de buses
agresivos, egoístas, estrechos,
peligrosos y accidentados en
la larga cinta carretera
en nuestro país como
flaco
poroto verde.

      ¡Viajemos y miremos paisajes
y gentes más seguros!
¡Durmamos siestas, aunque sea
acalorados o en noches frías!
¡Comamos, tomemos y fumemos
aunque sea con mesura!
¡Leamos, escribamos, veamos
cine, e internet!
Conversemos, juguemos,
riamos y amemos
en los nuevos trenes
del nuevo Chile.

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