EL INFINITO NUNCA EXTINGUIDO
Nacido en Recanati
en el pueblo sobrio – sobrio
un pequeño pasado
del aroma de lavanda
y bondad de un gorrioncito
En el pleno del amor
la luz de la vida
pero aquel culto férreo y oprimido
apagó tu alegría
en eterno pesimismo.
El aroma de la imprenta
salvó el alma en prisión
que incluso tu Giordani
te pidió traducir
y aprender como los pintores
pero tú cambiaste de fase
cantando muy lejos
más allá del Horizonte
afirmando en tus trazos:
“Para expresar mi mundo
necesito mis versos
no más aquella prosa”.
Tu gran encierro
te hizo esforzarse
pero el ambiente familiar
quizás te formó
y en momentos te coronó.
Tú, el dulce gorrioncito
solo por los campos
has cantado tu Silvia
dulce y sin engaño
tu tierna caricia.
Del silencio y después al regreso
recuerdos de un pueblo
en el día de aquella festa
donde comienza el infinito.
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