miércoles, 20 de agosto de 2025

Daniela Casco-Argentina/Agosto 2025


 

Lucila y el mar


                Lucila caminaba tranquila por la orilla del mar, oliendo ese aroma tan particular como hermoso que tiene. Cerraba los ojos de vez en cuando para sentirse más conectada con el entorno, apreciando su belleza y paz.

                Simplemente, en una de esas tantas veces que cerraba y abría los ojos, vio que el mar crecía. Olas enormes y violentas, que daban miedo. Correr ya no era una opción. Entonces, paralizada, se detuvo a ver al gigantesco escenario de agua que se acercaba cada vez más y más, tapando sus piernas, su torso hasta llegar a estar profundamente hundida en él.

                La caída era lenta pero progresiva. Pensando que alguien acudiría en su auxilio, Lucila solo se dejó llevar hasta lo profundo, pero una voz, una pequeña voz, de manera continua le dijo: “vos podés, vos podés” …

                Fue entonces que comenzó a nadar hacia arriba, hacia la superficie creyendo que era en vano, pero no, llegó, respiró, el mar se calmó y no había nadie alrededor, como ella pensaba, ningún guardavidas, nada.

                La felicidad inundó su rostro con una sonrisa de inmensa alegría. ¡No lo podía creer, lo logró sola!

 

No hay comentarios: