domingo, 22 de junio de 2014

Marta Susana Díaz-Buenos Aires, Argentina/Junio de 2014



ESTAMPA GRIS


Hacía rato que la lluvia caía, silenciosa y pertinaz sobre la ciudad dormida.
Una cortina de tinieblas y agua se desprendía del cielo porteño.
Los charcos brillaban en los adoquines tornándose efervescentes por las burbujas que se formaban y reventaban una a una.
El hombre iba tirando del carro con dos ruedas, deteniendo su andar en cada esquina, en busca de algo que lo hiciera feliz.
Y la única felicidad que podía conseguir estaba en los contenedores.
El hombre era una estampa gris.  Gris de pobreza, abandono y desamor.
Las zapatillas agujereadas,  los pantalones arremangados, su campera raída, la barba tupida como una ventana cerrada al rostro y la gorra con visera que ocultaba en parte sus ojos sin brillo bajo las cejas pobladas.
Arrastraba los pies. Un cigarrillo apagado colgaba de sus labios.
Profundas arrugas le surcaban el rostro dibujando el mapa de su pasado
Algunas veces sonreía y murmuraba algo incomprensible, pero rápidamente el gesto se volvía adusto y seguía por la calle solitaria con sus recuerdos a cuestas.
Algunos coches al pasar a su lado lo salpicaban, pero no le importaba.
De pronto detuvo la marcha sin fin y se puso a rebuscar en el contenedor de una esquina.
Metió sus brazos en él y empezó a abrir las bolsas despaciosamente, una por una.
Repentinamente, al abrir una bolsa blanca, sonrió.
Se le iluminó  el rostro.
Comenzó a canturrear una canción en ruso  que tenía guardada desde la niñez.
Una canción que creyó olvidada para siempre.
Y siguió su camino con el preciado tesoro que había encontrado esa noche.
Un muñeco de plástico sin piernas.
Lo besó en la frente.
Lo apretó contra su pecho y sus ojos se volvieron muy brillantes.

2 comentarios:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Marta: seguramente la mayoría pensará un una bolsa con dinero. Qué otra cosa podría ponerlo feliz!!! Nadie puede adelantarse a los sentimientos, ni explicarlos.
Buen final:.. Un abrazo,

Anónimo dijo...

Amiga: la compenetración en el sufrir que comprende a una parte de nuestra sociedad, así como también, la sorpresa al final con un hecho sensible, me han gustado.
Abel Espil