lunes, 19 de octubre de 2020

Abel Espil-Argentina/Octubre de 2020


 

Alguien más: en la tierra

 

 

Para El Negro Mocho vivir era: pescar, caminar por la playa y tirarse en la arena cuando el sol apagándose en una bola roja y grande, era atrapado por el horizonte.

 

El Negro Mocho siempre decía lo que nadie en el pequeño pueblo cercano a Necochea, tenía su casa de tamaño pequeño a 100 metros del mar.

 

A paso lento la fue fortaleciendo de enormes durmientes que traía de un viejo depósito de ferrocarril cercano a la ruta principal. Con los años estaba cubierto de un enorme pajonal abarrotado de hojas finas, verdes y largas.

 

Él ni se acuerda como lo descubrió, pero los durmientes de ese lugar le generaron la protección exterior de los fuertes vientos y al ponerlos en la salamandra, tenía todo el crudo invierno, su casa protegida, cálida y confortable.

 

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