martes, 20 de octubre de 2020

Susana Osti-Argentina/Octubre de 2020


 

Del otro lado                  

24/03/2020

 

   Me apresuré a comprarlo, de pura ansiedad por empezar. Siempre me atraparon sus líneas blancas espaciadas en perpetua sincronía, con una apropiada sangría en su lado izquierdo y en el revés de su lado derecho, un margen superior y otro inferior más pequeño.

  El olor a hoja, sobretodo nueva, sus tapas que siempre prefiero duras, me alegran el espíritu y me activan la imaginación.

   Cada uno de sus espacios en blanco me inspiran una sucesión de sentimientos, lo oculto puede ser revelado, la fantasía puede hacerse casi realidad y las palabras intentarán brotar fluida o trabajosamente.

   Pasar sus hojas vigorosamente, disparadas una detrás de otra, es cargarme de una energía interna, que  despliega una sonrisa algo pícara por mi comisura, solo del gozo de lo que allí podré plasmar.

   Esta vez mi cuaderno nuevo tenía un propósito muy específico. Comenzaba un año con la idea de retomar el estudio que había dejado pendiente por cuestiones banales.

   Lo guardé con ilusión y debo reconocer que cada tanto pasaba mis dedos sobre él, solo para sentir la aspereza de su tapa y el cosquilleo de lo pronto a venir.

   Faltaba nada para el inicio de las clases y mi ansiedad aumentaba, confieso que siempre me apasionó aprender y más si lo hacía con quienes tenían las mismas ansías que las mías.

   Incongruentemente, sorpresivamente, todas las expectativas quedaron suspendidas en el éter, nuestras vidas quedaron atrapadas en una minúscula partícula, a su merced, a su antojo…  y nos encontró a todos en un mismo lado.

   Allí, del otro lado, quedaron los proyectos, los deseos, las ganas…de este otro lado nos quedamos todos, mirando la otra orilla, tan solo esperando que el tiempo pase y la miseria humana, también.

   Esa miseria que nos hizo perder la humanidad, esa miseria que nos hizo olvidar  quienes somos, una miseria que nos aferró a los bienes materiales, una miseria que nos impidió ver al otro como un igual, una miseria que nos cegó de ver cuáles son las prioridades, la miseria del poder, de la avaricia, la miseria del despropósito.

   Y el tiempo aumentaba según la humanidad fue dejando ver toda esa miseria.  Cruzar hacia la otra orilla, fue cada vez más difícil.

   Allá está, eso que deseamos está del otro lado, pero no cruzaremos hasta que volvamos a entender que la humanidad es lo que nos permitirá cruzar.

    Y  nada hay que nos simplifique cruzar, ni el género, ni el color de  piel, ni la religión, ni el dinero, ni el poder, ni los bienes materiales.

    Estamos todos  del mismo lado mirando la otra orilla. Desde lejos, desde el recóndito lugar del encierro físico y mental. Aislados…

     Será el sentimiento, la humildad, el abrazo fraterno, la amistad, la familia, será cuando dejemos de mirar la otra orilla y empecemos a mirar hacia los lados, cuando podamos ver los ojos del que sufre, cuando podamos tomarnos de la mano con el que tenemos al lado y más allá, cuando comprendamos que el otro puede ser diferente y eso aún nos iguala, ese día quizás haremos una larga e infinita fila humana y cada uno ayudará al otro a llegar a la otra orilla.

    Pero aún así, en la otra orilla, las cosas ya habrán cambiado y en el trayecto hacia esa nueva orilla, muchos se quedarán en el camino, otros nacerán y los más fuertes emocionalmente, lograrán cruzar.

   Lo que encontremos en la otra orilla, no es algo que se pueda describir,  porque el camino hacia él, llevará su tiempo y  las prioridades ya no serán las mismas.

    Quizás ya no sea necesario cumplir los mismos sueños, aparecerán otros, se modificarán los proyectos, se cambiaran por otros.

    Quizás encontremos del otro lado, cuando todo esto acabe, una humanidad menos perversa, menos hipócrita, menos fraudulenta, una humanidad más humana…

    Y al fin, mi cuaderno…tuvo otro destino.   

 

5 comentarios:

Unknown dijo...

Me emocionó . Felicitaciones a Susana

Anónimo dijo...

Que así sea Su, que nunca dejemos de escribir algo en el cuaderno. Hermoso cuento

Anónimo dijo...

Hermoso. Una invitación a la reflexión. Felicitaciones

Unknown dijo...

Muy lindo y muy real. Abrazo Susana

Unknown dijo...

Muy bueno Susana! Es una reflexión que muchos nos hacemos casi a diario. Qué bien que lo contaste de esta manera, Felicitaciones!!