viernes, 18 de noviembre de 2022

Fernanda Iñarrairaegui-Argentina/Noviembre de 2022


 

El perfume

Fue entrar en esa ferretería de vaya uno a saber dónde, cuando el perfume del negocio del tío Roberto lo envolvió y lo dejó ahí paradito, con seis años, pantalones cortos, rodillas sucias de tierra, el pelo transpirado y revuelto y con toda la intensión de pedir una moneda para comprarse figuritas.

Qué loco. Pasas por un lugar por primera vez y de pronto un perfume te pega en el alma.

Te  catapulta a un momento, un lugar familiar, una sensación que recorre todo tu cuerpo al entrar por tu nariz.

Charló con el ferretero como si se conocieran de toda la vida. Le contó que su tío solterón había tenido una ferretería en Flores y que tenía el mismo olor.

Tan conmovido estaba que aquel desconocido le tuvo que dar un vaso de agua y contenerlo mientras lagrimeaba. Hombre grande... ¿¡Quién lo diría?!

Se fue de aquel lugar dejando allí su infancia, sus recuerdos y su memoria.

A pesar de prometerse volver a revivir aquella experiencia, nunca más encontró esa ferretería.

¿Existiría?

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