viernes, 18 de noviembre de 2022

María Rosa Collazo-argentina/Noviembre de 2022


 

HIPOTETIZANDO

 

Supongamos que un día te despiertas

y no oyes cantar a los pájaros

en los árboles de tu vereda ni tampoco

oyes las bocinas de los coches por las calles

ni el frenar ruidoso de los colectivos.

 

Digamos que tampoco puedes oír

los ruidos de los ascensores en tu edificio

ni pasos o voces por los pasillos.

 

Empiezas a creer que ensordeciste

durante el sueño y, con desesperación abres el balcón

para no ver a nadie.

 

Enciendes la radio pero no oyes nada.

Lo mismo en la televisión: no hay imagen ni sonido,

sólo la luz de encendido.

 

¿Es que ha desaparecido la vida en todo el planeta

y me he quedado solo, absolutamente solo?,

te preguntas con terror.

 

En ese momento suenan al unísono

el timbre de tu puerta,

el portero eléctrico,

tu teléfono,

tu celular

y la alarma de tu computadora te avisa

de que tienes un nuevo correo.

 

Vas atendiendo uno a uno

la puerta, el portero, el teléfono, el celular

y no se ve ni se oye nada

y el mensaje en tu computadora está en blanco…

 

Supongamos, nomás,

supongamos…

si  puedes…

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