Me voy...
Justo la vi caer a mis pies,
casi inerte, una de las primeras hojas con su traje verde.
Apenas un susurro de ruego!
Por qué me tiraron cuán miserable malvada?
Nadie
contestó! Mudas las demás,
una a una caerían
a la Tierra donde serían polvo de abono.
No era tiempo, gritó
en su
suspiro
y no pude dejarla, tan sola,
te cuidaré me diste sombra y alegría.
Moriré! exclamó...
Estaré contigo descansa, todo tiene su tiempo
tan sólo se durmió, en mis tibias manos
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