“LA NIÑEZ”
“Tus ojos vieron hasta
cuando yo era un embrión;
todas sus partes estaban escritas
en tu libro- incluso los días en que
se formarían- antes de que existiera
cualquiera de ellas”. (Salmo 139: 16).
Luego del preludio de un acto apasionado, cuando creemos alcanzar la cima de las estrellas y estallamos de placer se inicia “La Niñez”. Allí mismo, El Supremo Originador de La vida va tomando nota de nuestras futuras características. Ni siquiera nuestros padres sospechan que comenzamos a formarnos. “El Alfarero” Soberano toma minúsculas partículas de barro y con leves toques, pletóricos de magia comienza su obra creativa una vez más...Lentamente,seleccionará el color de nuestros ojos, nuestro cabello, rasgos hereditarios de uno o ambos padres o quizá de alguno de nuestros ancestros. De a poco, la futura madre irá descubriendo la metamorfosis de su anatomía. Al hacerlo, por supuesto lo compartirá con su hombre amado , de allí en más se iniciarán las visitas al médico,los controles periódicos, los planes a corto plazo, inicialmente y luego los diálogos intensificarán su contenido. Habrá caricias y mimos a raudales. Posteriormente llegarán los antojos. Y a medida que transcurra el tiempo, vendrán los cambios de guardarropa.
Los futuros abuelos pondrán su inefable cuota de colaboración, obsequiando parte del ajuar del anhelado nieto o nieta. El hogar entero arderá en completa ebullición. Y hasta el resto de la familia se emocionará por la buena nueva. Ese es el momento más aguardado de la vida de una pareja de enamorados, prolongarse en otro bendito ser. Después de transcurridos los nueve meses,todo estará listo. El cuarto del bebé, la cuna fabricada por el embelesado padre primerizo, la decoración exclusiva y exquisita, y los brazos prestos para acunarlo.
Hasta que llega el ansiado día. La emoción los convoca a todos y no es para menos,una nueva vida es “El broche de Oro” de una relación genuina.
Así se fue gestando la existencia milagrosa, que muchos dan por sentado o no valoran en su sublime dimensión. La Palabra de Dios menciona en uno de sus bellos Salmos que:”Los hijos son una herencia divina y el fruto del vientre es un galardón”.Aunque lamentablemente no todos lo vean así y muchos apuesten al aborto, al abandono o maltrato de niños y peor aun a su explotación de diferentes maneras.
Cuantos hemos recibido “ el magnífico amor” de padres sacrificados y responsables, agradecemos y atesoramos los valores que nos legaron. Con sabios modelos de conducta, notables ejemplos y una valiosa educación que ni ellos recibieron, por las injusticias del difícil período que nos toca transitar.
”Mi niñez” realmente fue muy privilegiada y al mirar a ella retrospectivamente, pisando mis siete décadas, “Celebro la Vida” como canta Axel. Jamás cuestionaría su sincero amor y apoyo en todo cuanto emprendí. Lástima que no pudieron verlo.
Aunque yo seguiré plasmando en sucesivas líneas “La impronta” que mi madre tanto soñara y ni qué decir de los cuadros que pinté y fui obsequiando a innumerables amigos…
Este es “El singular Racconto de MI NIÑEZ”.
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