DEFENSA DE LA PASIÓN
Por qué me cercenas me mutilas
me cortas las ramas
me despojas
arrancas las raíces
acaso sea el odio el rechazo
acaso sea un esclavo de su propio odio.
Como aquella ave nocturna,
me rebelo en silencio
y vuelo por los aires.
Soporté el infortunio
como un cacharro inútil
cubierto por el polvo pedregoso.
No temo chocar contra ningún muro
albergo en mis entrañas un secreto.
Ni los rumores de labios embusteros
ni el escarnio ni el furor sobre las ruinas
mutilarán el deseo.
Florece la estepa bordada de alhelíes
ya no vacilan los tallos heridos
ahora están erguidos
y en su forma en cruz se elevan hacia el infinito.
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