miércoles, 13 de enero de 2010

Ana María Intili Rongetti-Lima, Perú/Enero de 2010



Nada de hacerme caso

Qué más podía hacer? Otra vez había agarrado las pocas cosas de plata que quedaban y que los patroncitos querían tanto Regalo de casamiento –decían-. Pero lo que era yo ya estaba harto de tanto insulto, patadas, quedarme sin comer, cada vez que en la casa faltaba algo Como les iba a decir que el niño Francisco se las llevaba, si era el engreído de la casa Claro, sólo un hijo tuvieron. Y lo cuidaban y le daban todo lo que pedía Pero eso no era querer, ni autoridad, porque cuando uno quiera a una persona también quiere a otras A mí solo me odiaban. Yo también era solito para todo, para limpiar, hacer las compras, pasear a Bellaco, el perro grande de la casa Hasta para lavar y cocinar desde que Delicia, la última cocinera se fue No les aguantó los insultos y las ofensas. Ella había ido a la escuela. Sabía leer, escribir, buscar trabajo en el periódico Yo sólo sabía vivir con mi almita. No tuve colegio, libros, nada de eso tuve yo Solo a Mamita Hilaria, pero también se fue con la inundación grande que hubo en mi pueblo. Nada pude hacer cuando regresé al rancho o lo que había quedado de él Igual estaban todos por allá. Con mis nueve años, lo único que se les ocurrió a las autoridades fue darme a los patroncitos buenos que se comprometieron a cuidarme y todo Pero la culpa la tiene la Virgencita , yo le decía que les abriera los ojos. Juro que sí lo hice Le prendía velas y le cortaba flores del jardín para ponerlas en un vaso con agua, como la hacía la Mamita , todos los lunes y nada. Bien hecho, tal vez fue la misma Virgencita que me dio este coraje El niño Francisco está tirado en el piso. Blanco como papel. Su cara descansa tranquila en medio del charco de sangre. Ya no me van a acusar porque nada se va a perder ahora



FINALISTA

II CERTAMEN INTERNACIONAL DE CUENTO

“JORGE LUIS BORGES – 2008”

DE LA REVISTA SESAM

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantó la ilustración, totalmente pertinente. Un yo interior vacío, como metáfora del protagonista.

Gracias Graciela. Un abrazo desde Lima.
Ana María