“Revagliatti, amigo de la reflexión, de la ironía y del desconsuelo, y su Habría de Abrir”
Verdaderamente aislado y de siempre ajeno a los grupos que recorren el camino de la poesía, Rolando Revagliatti es, empero, una clásica referencia entre nosotros de la inquietud poética; recluido en su mundo ha tramado y continúa haciéndolo, una extensa obra centrada en las posibilidades expresivas que ofrecen las teorías y las prácticas psicoanalíticas, trasmutadas en experiencia agónica, en fuentes de poesía.
Amigo de la reflexión, de la ironía y del desconsuelo, su labor viene siendo, desde hace mucho, un hito solitario contrapuesto a la sensibilidad y a las preocupaciones corrientes entre los poetas. Un ingenio áspero y la irrupción de imágenes revulsivas la signan y es natural que muchos rehúsen adherir a esa ardua música sincopada, pero nadie podrá negar la poderosa coherencia intelectual que la anima ni desconocer la honestidad de Revagliatti, quien, impertérrito, sigue anclado en esos temas, persistentemente atento al drama de la vida consciente, sobre todo cuando ella ha nacido de viajes por la inconsciencia.
Son cualidades que es forzoso reconocerle y agradecerle y que vuelven a estar patentes en “Habría de abrir”, el más reciente aporte a su abultado catálogo de obras. Esta reseña estaría incompleta si no consignase, además, que, en su estilo y a su modo, Revagliatti es un genuino, un logrado poeta, a través de cuyos desvaríos y burlas la profundidad suele ser abismal: “Yo creía / en mi inocencia // pero // lo que en mí / no era yo // no creía” … Eso también merece reconocimiento y agradecimiento.
*“Habría de abrir”, Editorial Leviatán, Buenos Aires, 108 pág., 2023.
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