sábado, 24 de octubre de 2009

Rolando Revagliatti-Buenos Aires, Argentina/Octubre de 2009




Señorita



Sí que tuvo novios la señorita Calistri: cuantiosas simpatías. Pero, a menudo, cuando le atraía el fondo humanitario del candidato, no se sentía conmovida por lo físico o lo facial. Y, si llegado el caso, el pretendiente respondía a mis cánones de presencia varonil, aparecíanle desdibujadas las facetas espirituales. Enamoradísima de Juan Mateo Ovalle, resistía sus ímpetus pasionales, el vigor de sus instintos. La señorita Calistri valoriza sin énfasis: Nadie obtuvo lo que tantos ansiaban. Ella es hoy la fraseología con la que rememora: Yo no carecía de una límpida mirada; Mis atributos no pasaban inadvertidos; Papá vaticinó mi futuro; Me consagré a mis arraigadas convicciones; Destilé coraje en los tiempos duros, en la tiranía; Nunca estimé en Nené sus propensiones afectivas; Es que todo ha sido tan fugaz...

Algún día, próxima a expirar, quizá consigne: En aquella desfloración infausta de mil novecientos cincuenta y uno, otoño, creí morir: repugnante, bajo, indigno: única vez, última vez.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ironía, pero...¿ no tendremos alguna vecina como la pobre senorita Inchauisti?. Bueno, Revagliati,un saludo de


Silvia Loustau

Avesdelcielo dijo...

" Nadie obtuvo lo que tanto ansiaban ".Esa señorita, pregunto,¿ no ansiaba nada ?
Sin deseo la vida es un páramo. Excelente tu relato, Rolando.
MARITA RAGOZZA