jueves, 21 de marzo de 2019

Luis Tulio Siburu-Argentina/Marzo de 2019


A LA LUZ DE LA VELA

Caminó lentamente por el jardín oscuro
Sus pies descalzos, eran pavos reales deslizándose sobre el césped
La luna cuarto menguante  espiaba por su único ojo
La medianoche era la soberana y los pocos faroles a la distancia                      
semejaban pajes de guardia
La lechuza erguida dejó sentir su ulular

Entró por la ventana que el calor del verano había dejado abierta
Observó con nostalgia las fotos familiares
Los rincones que miles de veces recorrió con esperanza
El lugar del desayuno estimulante 
y de la cena de relatos de buenas nuevas
El piano alrededor del cual la familia era canción                                                               
y la canción un adhesivo que unía a padres e hijos

Sintió que ya no pertenecía a ese espacio
Hasta la mascota le gruñó por instinto
En la cama matrimonial había un solo amante
El despertador anunciaba un sueño largo
La tranquila respiración indicaba la falta de miedo

Se inclinó con cuidado evitando el temblor
Apartó la sábana cuyo perfume conocía
Encendió la llama con extremo sigilo
Y a la luz testigo de la vela                                                                                              
diez dedos apretaron un cuello indefenso

Había hecho desaparecer a quien había perdido o lo había perdido
Vaya a saber quién a quién  y  por culpa de quién

Ambos entraron en sombras aunque uno solo siguiera vivo
La incomprensión había hecho de las suyas
La solución encontrada no duraría más allá de la vida del pabilo

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