jueves, 18 de mayo de 2023

Luis Tulio Siburu-Argentina/Mayo 2023


 

PALABRAS ROBADAS

Sí, lo confieso. Te robé las palabras que nunca pronunciaste. Me pareció escuchar un “te amo” pero no, fue solo mi deseo, mi ansiedad, mi inocencia.

Sí, lo denuncio. Te robé las palabras “hola, ¿cómo andas?”, “¿qué tal el colegio?”, “¿está bien tu madre?”, pues nunca las dijiste por tu equivocado machismo.

Sí, lo reconozco. Te robé las palabras “dame la mano”, “dejáme acariciarte el pelo”, “¿te puedo llevar del hombro?, porque al pronunciarlas y hacerlo te daba vergüenza que la calle te estuviera mirando.

Ahora que han pasado los años, que ya no nos vemos, que la distancia nos separa física y también se podría decir sentimentalmente, por ponerle un nombre a esa relación, pienso que estuve mal en robarte las palabras, porque robar siempre es un delito.

Lo que como mujer niña te debía haber exigido, era que me las dijeras, mejor dicho, preguntarte por qué no me las decías, porque en los romances no puede haber exigencias.

Y me hubiera dado cuenta entonces, allá en mis quince años, que te hubieras quedado mudo, que en realidad no me amabas, que sólo perseguías tener una novia para lucirte entre la muchachada.

Y me doy cuenta también ahora que en éste relato apliqué mal el concepto de robadas, ya que el amor no se puede robar, pues vive en aquellos lugares tan profundos desde donde no se puede sacar nada, pero desde donde se puede dar mucho.

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