CLARITA Y LOS GATITOS
Un sábado normal y corriente, chicos jugando, chao trabajo y colegio, Clarita se despertó con la cara más feliz del mundo porque era sábado.
-¡Si!¡Sábado!-grito Clarita emocionada.
Ella se levantó de la cama y se puso a correr por toda la casa, pero cuando digo por toda es por toda la casa: el living, la cocina, el patio y el baño hasta que llego con su mamá, la persona más buena que haya conocido, y le pregunto:
-mami, ¿Qué vamos a hacer este sábado?-
-mm… no se mi amor, ¿qué querés hacer vos?-pregunto su mamá.
-YA Sé: ¡pasear un poco y tomar helado!-respondió Clarita con mucha felicidad.
Y así fue, caminaron y tomaron helado pero al llegar a casa, cuando se fueron a dormir, Clarita se acostó se despido, de su mamá y al ver la ventana había un pequeño gato gris, no, ni negro ni blanco era gris, la combinación de esos dos. Clarita vio cada movimiento del gatito, nunca la había pasado algo así, estaba tan asombrada que no podía creerlo un gatito hermoso se había colado en la ventana de su casa.
-qué bonito gatito, ¡hermosísimo!-susurró Clarita.
Ella se lo quedo viendo hasta que se durmió pero al día siguiente ya no estaba, ni un pelito gris, rápidamente se bajó de la cama y fue con su mamá
-¡MAMI, EL GATITO ESE GRIS MAMI!-grito Clarita desesperada.
-¿Qué pasa mi amor?¿qué gatito gris?-pregunto su mamá.
-ah, no, nada mami-dijo Clarita.
Clari se fue y entendió que, claro, su mamá no había visto al gatito gris ese tan hermosito y se fue a su cuarto y de ahí a todo el día se quedó viendo la ventana hasta que se hizo de noche, se acostó, le dio un besito a su mamá y cuando vio la ventana estaba ese gatito gris lindísimo.
Clarita se quedó asombrada, de vuelta, había vuelto ese gatito pero como era de esperarse a la mañana siguiente desapareció y ahí es que Clarita entendió que: el gatito solo iba a aparecer en la noche, cuando ella se iba a dormir entonces solo quedaba esperar que el sol bajara y ahí ver el gatito ese gris bellísimo.
Ese mismo día, a la anochecer, Clarita se acostó se despidió de su mamá y rápidamente se giró hacia la ventana y, claramente, estaba ese gatito gris hermoso sentado en la ventana, lamiéndose la patita, y nuevamente a la mañana desapareció, también, se tenía que ir al cole asique era un mal día pero cuando llego a su casa y se acostó a dormir, cuando estaba esperando al pequeño ese gatito gris ya no estaba.
-se habrá tardado en venir…creo-dijo clarita preocupada.
Y espero, espero, espero pero el gatito ese gris nunca vino cosa que entristeció a clarita estaba tan triste que ni se podía ir al cole de lo triste que estaba.
-el gatito no vino…-dijo clarita triste
-tranquila mi amor, dale que llegas tarde-apuro su mamá a clarita
Pero Clarita ya no quería saber cuánto era 6 + 24, quería saber qué le había pasado al gatito gris.
Al llegar a casa cuando se acostó y tampoco estaba el gatito y eso desesperó a Clarita aunque pensó que mañana si vendría pero tampoco y eso se repitió hasta el sábado. A la mañana, del sábado, Clarita ya no tenía más esperanza de que volviera el gatito ese gris, en la noche Clarita se acostumbró a no girar hacia la ventana pero un maullido la hizo voltear y sí, era ese gatito gris.
Clarita se acercó un poquito y otro poquito, hasta que pudo acariciar el pelaje del gatito pero sintió otro pelaje con menos pelito pero suavecito, cuando miró era una pequeña cabeza de un gatito chiquitín y de la nada otra, otra y otra, así hasta que llego a siete pequeñas cabezas: eran todos los hijitos de la gatita, no el gatito, era una gatita gris, una mamá gatita.
Clarita tenía ganas de quedárselos pero sabía que su mamá no podía asique se conformó con solo verlos las noches.
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