miércoles, 17 de marzo de 2010

Aída (Marilú) Quiñones-Buenos Aires, Argentina/Marzo de 2010


HUELLAS

Mis pies se hunden en la cálida arena.
Presiento un largo camino
entre dunas doradas, oasis imaginarios.
En la lejanía sombras indefinidas
se desdibujan en el crepúsculo
de un verano incandescente.

Corro hacia ellas
mis manos ya pueden tocarlas.
un velo suave se despliega ondulante
frente a mis ojos enceguecidos
Desaparecen las figuras  inanimadas.
Sólo queda una…

Tiembla mi cuerpo, retrocedo lentamente.
Mis piernas sucumben en el árido lecho
las manos, molinos de viento en el crisol.
Desfallezco vacilante
envuelta en una bruma inexplicable

Un pájaro blanco con las alas desplegadas
Quiebra el silencio. Detiene su vuelo.
Me observa.
Picotea en mis manos.
Algo misterioso recorre mi cuerpo yacente
Me incorporo vehemente segura.
.
Retomo el sendero
serena ,sin fantasmas
en la arena dejo las huellas
del dolor escondido
Allá un cielo diáfano me espera
Trasciendo…
                        Sin rejas.

3 comentarios:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Aída: cuando se recorre la arena, en cada paso se dejan todas las emociones y necesidades. Se deposita el peso de nuestro ser. Un abrazo de,

Anónimo dijo...

Marilú: El viento borró la arena. Ya no hay dolor. Excelente poema.
Un abrazo. Lilia

Anónimo dijo...

Hola Marilú !!!

El pájaro blanco trajo el alivio.

Harmoso poema!!!!

Besitoss Josefina