domingo, 14 de marzo de 2010

Ofelia Capodacqua-Buenos Aires, Argentina/Marzo de 2010

















Dos cuerpos


Los encontré tiritando de frío
en la noche lluviosa y patética,
en el refugio de un zaguán de harapos.
Los encontré en la niebla de la mañana
limpiando vidrios en las calles desoladas,
dos cuerpitos rogando una moneda.

Los encontré ofreciendo sus flores
frente a coches suntuosos.
Los encontré sin saber que mi alma
ya nunca los borraría… herida latiente.
Junté las manos mientras
tiritaba una plegaria.
De las manos de un siniestro maestro
a las calles de corrupción y el camino sin rumbo.
La justicia arrojó la balanza,
pájaros heridos caen al abismo.

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