martes, 20 de julio de 2010

Nélida Beatriz Hualde-Buenos Aires, Argentina/Julio de 2010


                 Para reflexionar

Podemos seleccionar en la historia hechos y personajes que demuestran que la realidad suele ser más extraña que la ficción  y que alguna gente, sin proponérselo ni haber tomado interés en ello, se ve incluida en actos increíbles.

Y si no, vean Ustedes:

Sabido es que para la realeza europea el matrimonio ha sido siempre un deber.
Pocas veces los príncipes han consolidado un verdadero amor libremente, porque los cónyuges eran elegidos para cubrir necesidades políticas, financieras o militares, un asunto para discutir entre los más altos dignatarios del gobierno y las cortes, y aún por la iglesia.
Casarse por la elección de la pareja era despreciable. Con una mujer de rango inferior en jerarquía , injurioso para sus pares.
Pero no obstante, un príncipe podía enamorarse de una mujer inconveniente para su investidura real y se legitimaba su unión con un casamiento morganático.
Entonces la novia tenía derecho a una dote que recibía en la mañana de la boda.
Morganático significaba “boda del regalo matinal”,recibía bienes pero no tenía derecho al título y sus honores, ni a los emblemas ni a la fortuna de su esposo.
Los hijos del matrimonio –bastardos- no podían heredar.
En ese matrimonio “zurdo” la esposa se colocaba a la izquierda de su esposo y no a la derecha como en otro constituido de acuerdo a las reglas convencionales.

Una boda morganática famosa fue la del Archiduque Francisco Fernando, heredero al trono del imperio Austrohúngaro con la Condesa Sofía  Chotec.
La Condesa era de rango inferior. No le estaba permitido entrar en algún salón  del palacio junto a su esposo, o  estar a su lado en los eventos reales.
Pero llegó un día marcado por la historia.
Fue en Sarajevo, el 28 de junio de l914.
Irónicamente, ese día los dos se presentaron juntos en un coche de la realeza.
Era una visita de conmemoración en esa ciudad de provincia. Fueron recibidos festivamente y todo transcurrió en armonía hasta que estalló la bomba que dio en la máquina. Siguió un disparo que hirió al príncipe y  otro que dio contra Sofía. En pocos minutos los dos estaban muertos.
No terminaron de pasar sesenta días cuando ya, a fines de agosto de l9l4, toda Europa estaba en guerra.
Las balas que asesinaron al matrimonio fueron los primeros disparos de lo que sería  la primera gran guerra mundial.
Y  empezó el horror…


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante tu relato Beatríz!!!

Besos josefina