jueves, 22 de julio de 2010

Rolando Dumas-Buenos Aires, Argentina/Julio de 2010


A MIS AMIGOS


Hace unos días, cumplí 81  años.
Esa noche, en mi soledad, después de haber recibido saludos de mis amigos, de mi familia, y en especial el de mi mujer y el cariñoso beso de mis hijos, me puse a pensar sobre los años que he vivido, 81 años durante los cuales hice de mi vida,  lo que quise, lo que me gustó. Deportes que me fascinaban, las profesiones que me gustaban, y me llenaron de satisfacción., casarme con la mujer que amaba, tener los hijos que quería y que ellos fueran como yo siempre soñé que fueran.

81 años, sin traicionar a nadie, cumpliendo con todo lo que mi religión, mi patria y mi familia, requerían
No fui, millonario en dinero, pero si en amigos... Tuve muchos amigos, pero eso no es lo más importante,  lo mas importante es ¡haber sido amigo! Amigo de mi mujer, amigo de mis hijos, amigo de mis amigos, amigo del deber y de la decencia....Amigo de Dios, de mi patria, de mi bandera y de mi escarapela, y llevarla siempre en mi pecho presentándome con orgullo,. como argentino, con el mismo orgullo que presento a mi mujer,  a mis hijo triunfantes o a un buen amigo.
Dentro de todo ese amor, está mi intención, de trasmitir a otros la sabiduría que mis 81 años me dieron.
Enseñarles a tener la fe y fuerza que tuve para soportar y superar los dolores no sólo físicos, sino también del espíritu, y enseñarles del sueño pacífico y placentero, que dan las conciencias tranquilas  y la satisfacción del deber cumplido.
Enseñar a escuchar con modestia, los reproches, y evitar las dolorosas consecuencias por no aceptarlos,  por lo que seguramente, tarde o temprano nos llegará el arrepentimiento,  cuando ya sea tarde.
Trasmitir lo que me enseñaron las personas conocidas,  y las que no conocía, lo que me enseñó la tristeza de algunos y la felicidad de otros
Las cosas hermosas que aprendí amando, y las que perdí por no haber amado.
El hermoso sentimiento de querer y la horrible vergüenza por haber odiado.
Aprendí, tanto,tantas cosas, que no debo llevármelas y hacer que mi muerte, sea  una  muerte vacía,.. sin estela, como una mansa ola,  que simplemente muere en la playa, absorbida por la arena y que nunca más ha de volver al mar.
No sé lo que me queda de vida.  No sé cuánta capacidad me queda para sufrir, pero sé cuanta capacidad tengo todavía para amar, sé cuán grande es el hueco de mis brazos, para poder abrazar, cuantas son mis palabras para consolar y cuanta es mi sabiduría para enseñar
Y aquí estoy,... con mis recuerdos, con un montón de imágenes, de caras, de risas, de llantos, de satisfacciones y fracasos, y muchos recuerdos que no quiero olvidar y un montón de recuerdos... que no puedo olvidar.
Agradezco a Dios, y a todos los que tuvieron algo que ver, para que yo viviera la vida que viví, hermosa, plena, vibrante.
Y me pregunto ahora ¿cómo quiero morir? sí, yo sé como quiero morir. Quiero morir de pie, como el Crucero General Belgrano, desafiando la muerte, peleando frente a ella,como tenía que morir él, con honor y orgullo, y no arrumbado,  solo y olvidado en un cementerio de buques, esperando la mano del desguace que lo convierta en chatarra.
Quiero que al frío de mi muerte, lo abrigue el cariño de mi mujer, de mis hijos, de mis hermanas, de mis hermanos del Liceo Militar Gral. San Martín, mis demás amigos,.
Quiero morir envuelto y abrigado por mi bandera y también ¿cómo no? con el respeto de mis enemigos y el perdón de Dios, mi Señor,   si  lo  merezco.   

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