miércoles, 18 de agosto de 2010

Nélida Vschebor-Buenos Aires, Argentina/Agosto de 2010


EL PASO DE LOS DIAS


Bueno, ya pasó el domingo. Hermosa la película aunque lo mejor fue estar con Anita.

Luisa entra a su habitación. No quiere pensar que es el geriátrico.
Prefiere creer que aún está viviendo en su casita de Flores.
Hoy amaneció lluvioso pero tenemos al muchachito esmirriado con su guitarra. Jovencito, pero encantador. Complace todos los pedidos.
Luisa sentada junto a los demás  también pide un bolero de aquellos que hicieron furor en su época, cuando los chicos eran pequeños. Anita, la más remolona, siempre pegada a su pollera.
Hoy ya no llueve. Hubo un inconveniente. Se llevaron a mi vecina de cuarto. No se sentía bien. Es comprensible, jamás vienen a verla.
Luisa se detiene junto a la ventana. Mira su potus, el que le regalara Anita. Lo riega y se para ante el almanaque. Ya pasó la mitad de la semana. Sonríe esperando el último día.

Alguien golpea a su puerta. Es la enfermera rubia, la que tiene los ojos siempre sonrientes. Le recuerda que va a comenzar la película de los domingos.
Luisa se arregla el cabello. Hoy no, estoy esperando a Anita.
Vamos querida. Anita hace un año que se marchó a Córdoba.

2 comentarios:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Nélida, este relato me retrotrajo a vivencias que pasé visitando, todos los días, a un familiar.
Una vida distinta, cargada de dolores y recuerdos que quieren permanecer en las mentes -las que todavía funcionan- pero no se sabe, con el correr de los días, dónde encontrar cómo alimentarlas.Un abrazo,

natalia_sara_48@hotmail.com dijo...

Nélida para ella existía esa realidad,(en la cual llegaremos también nosotros, algún día), era feliz recordándola y haciéndola presente a Anita, el lazo de cariño que le quedaba. Un tema de actualidad, que no todos quieren ver. Gracias por publicarlo.