martes, 22 de julio de 2014

Javier Claure/Julio de 2014

CLANDESTINIDAD

Escribo desde la clandestinidad
equipado de fusiles, turbinas y motores
porque a menudo me echan la culpa
de haber acuchillado
al círculo del mar
y a los últimos contornos de tu sombra;
me acusan además
de haber embrujado a dos mujeres
que posaron sus labios en los míos

En esas ocasiones
que la vida me sedujo con su guadaña
junté la miseria, el hambre,
el dolor, la soledad,
a mis espaldas cargué con mi destino
y en mi jardín de refugio
sentí el olor de las paredes
después de la tempestad;
saqué las espinas
al tallo de una rosa ausente,
enterré las mentiras una por una
bajo un cántaro
y la intriga cayó
de bruces sobre un abedul

Pasó el tiempo,
y del aire
llegó una campana verde,
se supo de la soberbia
contra el intelecto
y sin hacer ruido un ancho camino
trazó el calendario
y hojarascas de vidrio molido
cortaron el alba en mil pedazos

Hoy día
aunque se corra el riesgo
de anunciar un delirio,
aunque mi cuerpo
se aleje de mis pulmones,
nacerá una isla
deliberadamente inclinada
para las madres
que aman su placenta
para sembrar
cereales y no ausencias
y nadie podrá maldecir
el armonioso flamear
de las banderas del mundo.


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