sábado, 23 de junio de 2018

Patricia Vena-Italia/Junio de 2018


SIN PIEL

No sé cuando ni como
ni porque ha sucedido
pero un día
me encontré sin piel.
El hielo de ciertas palabras
el fuego de algunas miradas
el odio de ciertos gestos
todo llega directo al centro
del ser
cada cosa es amplificada
y agigantada.
Y el dolor
ah! El dolor …
cuánto se hace intenso!
Es una cuchilla
que lacera e hiere, salvaje,
sin que exista más
ninguna barrera para frenarla.
Y después, la soledad …
va tan hondo,
bajo la carne,
cerca de los huesos,
a consumirlos lentamente.
Vivir sin piel es arduo,
per existe también la alegría
que cuando llega
les hace cosquillas a nervios y músculos
y nace la sonrisa sin preámbulos
y surgen caricias por todos lados
y se es feliz de estar desnudos
sin la piel.

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