CANTAR DE UN RUISEÑOR
No descansará el cantar.
Cantar de un ruiseñor que, entre la niebla
de un bosque perdido,
no renunciará a sus rítmicos vuelos.
Allí, a la sombra de los tulipanes
elevará hasta la muerte
el hilo de su música,
su pasión de llegar a las estrellas.
Cantará feliz o atormentado,
sin saber que su mundo diminuto
es apenas un suspiro,
brevísimo rumor de mariposa.
Cantará alucinado,
atrayendo los mirtos del olvido,
bajo la dulce mirada de los cielos
que reirán piadosamente azules.
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