domingo, 22 de julio de 2018

Nélida Vschebor-Argentina/Julio de 2018


INVASIÓN    


Vez pasada, Julia se quejaba de la invasión de hormigas que soportaba en su hogar. Nos pareció banal, no le dimos la importancia que ella les daba. Hasta que nos contó lo que realmente sucedía.  
Una mañana se despertó y vio horrorizada que unas hormiguitas  estaban sobre ella. Se levantó saltando  de   la cama. Fue por el plaguicida que siempre tenía a mano y buscó el lugar de dónde venían. Por supuesto, el espacio quedó espantoso.
Otra vez estaba cocinando, cuando al darse vuelta, observó que una hilera de hormigas negras caminaban sobre la mesada. Era un ejército que marchaba en forma disciplinada y continua. Nuevamente fue a ver de dónde venían y usó el insecticida.
Ya comenzaba a preocuparse. Revisó la casa a ver si descubría nuevas entradas.
Fue a regar las plantas y al llegar al jardín, se encontró con el rosal sin rosas. Y los demás arbustos comidos por las invencibles hormigas.
Pidió ayuda y le recomendaron que rodeara flores, árboles, y plantas con granos de arroz. Decían que los  llevarían  a sus cuevas y esto las exterminaría.
Así lo hizo. A la noche salió para ver cómo se veía todo. No podía caminar. Era una alfombra negra, llena de hormigas, que nerviosas corrían de un lado a otro.
A la mañana no había ni un grano de arroz. Feliz por haber dado con la solución, siguió con sus tareas.

Yendo hacia el comedor, casi pisa una hormiguita que paseaba solitaria.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Buenísimo cuento! Muy ocurrente e imaginativo. Me encanta tu estilo.
Cariños
Diana